Campamento de verano – PP. Barnabitas Mérida – Yucatán. ¡Adelante 2023!

Con este lema comienza oficialmente nuestra aventura junto a los padres Barnabitas de Mérida – Yucatán, México.
Con gusto publicamos las expectativas de cuatro de nuestros voluntarios entre los 9 que vivirán esta oportunidad:

Cuando cumples18 años, el verano representa la libertad, las salidas con los amigos, las primeras vacaciones juntos y yo también me imaginaba que pasaría mi verano así. Luego se me presentó un viaje a México, como voluntario, en una misión de los padres Barnabitas: ¡no tardé en cambiar de opinión! Al principio estaba muy indeciso porque significaba, y sigue significando, hacer solo el primer viaje al extranjero, pero las preocupaciones no se limitan a eso; los diferentes usos y costumbres pueden representar un obstáculo difícil de superar, y ni hablar del idioma -del que conozco pocas palabras-. Sin embargo, creo que todo esto es un “riesgo” que vale la pena correr, porque experiencias de este tipo, a mi edad, ocurren sólo una vez en la vida y espero que sean formativas tanto a nivel personal como en términos de interacción con los demás. También estoy convencido de que ver y poder tocar con mis propias manos las carencias y las dificultades de otras sociedades puede darme una apertura mental que hoy, en un mundo que tiende cada vez más al egoísmo y al bienestar personal, es una característica fundamental poseer Así que a la pregunta del Padre Giannicola “¿por qué elegiste embarcarte en esta aventura?” respondo: para poder mejorar, como persona y como joven, y, a mi manera pequeña, esperando poder dar una mano prestándome a todos los servicios necesarios.
Michele LaD. – Bolonia

En agosto del 2023, a pesar de mi corta edad, estaré a punto de vivir una experiencia destinada a marcarme para el resto de mi vida. La oportunidad de embarcarme en un viaje así siempre ha sido un sueño para mí. De hecho, desde niño, he tenido el compromiso de intentar ayudar a los demás, pero ninguna actividad de voluntariado en la que he participado se puede comparar con esta futura experiencia. Ir a un lugar tan lejano y culturalmente diferente será profundamente educativo, me ayudará a crecer y madurar. Será un viaje inolvidable, en el que mejoraré mi sentido de la empatía y en el que viviré de primera mano las dificultades a las que algunas personas están acostumbradas a vivir. Espero sinceramente poder contribuir a las comunidades que encontraremos, siendo conscientes de las dificultades que podemos encontrar. Finalmente seré capaz de ayudar realmente a alguien, yendo directamente a los lugares que necesitan. Probablemente, emprender un viaje así a los 18 años requiere un poco de valentía e inconsciencia, pero la posibilidad de ser realmente útil en mi vida es un impulso más fuerte que los miedos. En pocas palabras, en unos meses viviré lo que, desde chico, siempre he soñado, y la esperanza es estar a la altura de todo lo que se requerirá de mí.
Arturo M. – Bolonia

Siempre me han fascinado las experiencias de voluntariado, de aquellos que volaban al extranjero para dedicar su tiempo a ayudar a otras personas, a transmitir su cultura y tradición, o simplemente a entretener a los niños pero también a los adultos que cada día están en contacto con una realidad bastante diferente. y complicada comparado con la, pero igualmente fascinante. Este año también tendré la oportunidad de poder vivir una experiencia de este tipo, más precisamente una experiencia de voluntariado en México, en la ciudad de Mérida, con los Padres Barnabitas. Aunque es un camino largo, lleno de compromiso y sacrificio, no dudé ni un momento en confirmar mi presencia para sumarme al proyecto. En el momento en que me llegó la propuesta, sentí dentro de mí el sentido del deber que siempre he tenido con el voluntariado, comprendí que era hora de profundizar y ampliar mi camino, que partía del servicio prestado en el comedor de los pobres de la ciudad de Como, a un viaje al extranjero que me hubiera dejado una huella imborrable. Creo que el objetivo del viaje, junto con otros jóvenes, será diseñar y organizar actividades que puedan estimular a los niños especialmente a nivel social y en el campo del aprendizaje, a través de juegos, canciones y talleres al aire libre. De este viaje espero volver como una persona nueva pero sobre todo enriquecida: estoy segura que el espíritu genuino, especialmente de los niños, me llenará de alegría, haciéndome comprender que la alegría y la alegría de la niñez se encuentran también en las circunstancias más difíciles. Estos son mis propósitos de partir y emprender un viaje en el que pondré todo mi esfuerzo y fuerza, para dar mi aporte y marcar la diferencia en mi vida y la de algunas personas.
Lucrecia S. – Como

¡¡15 días en Mérida (México) participando en actividades de entretenimiento para niños del lugar, junto con un grupo de adolescentes italianos y otros jóvenes de las comunidades locales de los Padres Barnabitas!! Cuando pienso en este extraordinario viaje, me llena una gran emoción, porque sé que esta experiencia cambiará mi vida y dejará una huella imborrable en mi corazón. No puedo evitar pensar en todas esas sonrisas que veré y la energía contagiosa de las personas que conoceré a lo largo de mi viaje. Siento que me enriquecerán, mucho más de lo que yo podré hacer por ellos. Imagino las caras curiosas de los niños mientras comparto con ellos momentos de juego, creatividad y divertido. Me pregunto cuáles son sus historias, sueños y esperanzas. Tengo muchas ganas de sumergirme en su cultura, aprender de sus tradiciones y descubrir nuevas formas de ver el mundo a través de sus ojos. Al mismo tiempo, admito que hay cierta ansiedad que me acompaña, pero creo que es normal sentirme así cuando me aventuro en un territorio desconocido. Saber que tengo la oportunidad de hacer una diferencia en la vida de estos niños me llena de gratitud. Quizás no todo sea fácil, pero tengo fe en mis habilidades y en el apoyo de los demás muchachos que me acompañarán en esta aventura. Mientras me preparo para ir, me concentro en lo que puedo ofrecer y cómo puedo ayudar a crear un impacto positivo. Estoy llena de ilusión y ganas de hacer especiales estos momentos, de compartir amor, alegría y sonrisas con todas las personas que encontraré en estas dos semanas. Así que, con la bolsa llena de ilusión y el corazón abierto, partí rumbo a Mérida, dispuesto a comenzar esta extraordinaria aventura. Espero dejar una impresión duradera y crear recuerdos que llevaré conmigo toda la vida.
Ricardo S. – Lodi

L’ora di religione

Negli ultimi anni ci sono stati molti pareri contrastanti sul mantenere l’ora di religione nelle scuole e sul togliere elementi cattolici dalle classi come le croci.
C’è chi crede che sia meglio eliminarli per annullare le diversità culturali e religiose tra i ragazzi e chi crede che eliminandola si perderà anche la storia e la credenza.
Quello che non tutti sanno è che religione non è un’ora scolastica come le altre ma è un momento per poter comunicare ed esprimere i propri pareri non necessariamente in ambito religioso. In poche parole la religione nelle scuole è uno spazio dove gli studenti possono approfondire il rapporto fra uomo e spiritualità, uomo e Dio, e possono comprendere altre religioni del mondo, soprattutto quelle che sembrano così lontane.
Però nonostante io credo che l’ora di religione sia un momento “libero” in cui conversare apertamente ed esprimere pareri personali, penso anche che sia una scelta personale e che non tutti debbano essere obbligati a partecipare.
Infatti così scrive un mio amico, Andrea, per il quale, nel rispetto delle credenze di ognuno, sia giusto lasciare l’ora di religione come momento di riflessione e per aprirsi a Dio. Spesso però gli insegnanti spiegano solo la storia di una religione (non per forza cristiana) tralasciando l’aspetto spirituale che è più importante.
Mentre Giulia afferma che la religione dovrebbe essere insegnata nell’ora di storia, perché riguarda prettamente la storia del nostro paese e continente, ma in realtà questa cosa si fa già abbastanza, pensando ad esempio al potere politico dei papi che c’è stato nei secoli.
Aggiunge poi che per quanto riguarda l’ora di religione cattolica non dovrebbe rimanere, l’insegnamento è di “religione cattolica” non di “storia delle religioni”, se fosse così avrebbe senso di esistere, perché includerebbe tutte le religioni più professate; ma dato che la religione cattolica non è l’unica ad esistere non ha senso che ci sia solo quella.
Come scrivevo più sopra, la bontà o meno dell’insegnamento della religione cattolica sta tutto nelle scelte personali che nessuno può contestare.

Martina C. – Bologna

Bangladesh, uno sconosciuto necessario

Attualmente c’è una minaccia che sta passando inosservata (per motivi legati a situazioni economiche, politiche e sanitarie) e che mette sempre più a repentaglio le nostre vite: il cambiamento climatico. È causato dal nostro modello di sviluppo, è una crisi globale da non sottovalutare e costringe ogni anno milioni di uomini, e anche gli animali, ad abbandonare le proprie case e trovarsi una nuova dimora.
Un esempio paradigmatico di questa dinamica è il Bangladesh. Nel 2021 è stato il paese al mondo a registrare il maggior numero di nuovi sfollamenti a seguito di disastri naturali, per lo più inondazioni, dovuti all’innalzamento del livello del mare causato da tempeste tropicali e monsoni estivi. A questi eventi naturali si accompagnano quelli socioeconomici: povertà diffusa, scarsità di servizi essenziali e densità di popolazione molto elevata; tutti eventi che stanno lentamente peggiorando la situazione interna del Paese. E questo nonostante il Bangladesh produca filati e capi di abbigliamento che riempiono tutti i nostri armadi!
Gli effetti del cambiamento climatico sono sia di breve sia di lungo periodo. La temperatura media si alza perché ci sono troppe fabbriche e questo si tramuta in troppo inquinamento di gas e materiali dannosi per la Terra. Il surriscaldamento globale porta a un conseguente e costantemente innalzamento del livello del mare che erode il terreno coltivato, il quale non può più dare la giusta sussistenza in termini di raccolto, provocando una crisi monetaria e migratoria alla famiglia proprietaria di esso. Ma è solo l’inizio del circolo vizioso.
La scarsa quantità di raccolto moltiplica i problemi sociali già presenti in quest’area, portando i padri di famiglia a prendere anche decisioni drastiche ed impensabili per la sopravvivenza della famiglia stessa. I matrimoni di figlie minorenni sono infatti all’ordine del giorno nelle comunità di zone rurali legate alle tradizioni antiche. Per un padre, dare la propria figlia in sposa ad un’altra famiglia significa innanzitutto avere una bocca in meno da sfamare in casa propria e in secondo luogo significa ricevere dei soldi con i quali la famiglia potrà continuare a sopravvivere. È come se la bambina, nei momenti di crisi finanziarie, diventasse un prodotto da vendere e con il quale generare una fonte di reddito. Spesso, inoltre, qualora non ci siano figlie già “pronte” per essere date in mano allo sposo, i genitori cercano di procreare nuove creature da rivendere in futuro. Non è un caso che il tasso di fertilità adolescenziale e di matrimoni precoci è tra i più alti non solo in Asia, ma in tutto il mondo. Si pensa difatti ad un piano d’azione globale per porre fine a questi scempi che portano spesso la donna a essere vittima di violenze da parte del marito o dei genitori del marito stesso perché appunto trattata e riconosciuta come merce di compravendita.
Come abbiamo visto però il problema è spesso a monte e deriva dall’ambiente. Un diverso approccio ambientale significa posti di lavoro più salubri con servizi adeguati, ma significa anche evitare tutti quei problemi che ne derivano dal punto di vista sociale ed economico. Aumentare il salario minimo, come successo in alcune aziende, dare maggiori compensi per gli straordinari e offrire pranzi gratuiti e giornate di riposo ai lavoratori sarebbero dei benefit molto importanti che andrebbero a migliorare le condizioni della maggior parte della popolazione. Inoltre, utilizzare la green economy farebbe bene al PIL del Paese, ma più nel concreto anche a tutte le famiglie. Disporre di pannelli solari gli impianti produttivi ridurrebbero il costo dell’energia e la costruzione di cisterne per l’acqua piovana invece il consumo idrico. Si è iniziato da poco, ma quasi da subito si ha avuto un riscontro più che positivo. Certo è che inizialmente l’investimento è alto e non tutte le fabbriche produttive possono permetterselo né lo reputano ideale.
Marco C. – Milano

¡Adelante 2023! Campamentos de Verano

¡Adelante 2023! Campamento de verano. Con questo motto comincia ufficialmente la nostra avventure con i PP. Barnabitas di Mérida – Yucatán, in Messico. Pubblichiamo volentieri le attese di quattro nostri volontari tra i 9 che vivranno questa opportunità.

Quando hai 18 anni l’estate rappresenta la libertà, le uscite con gli amici, le prime vacanze insieme e anche io immaginavo che avrei passato la mia estate così. Poi mi è stata presentato un viaggio in Messico, da volontario, in una missione di padri Barnabiti: non ci ho messo molto a cambiare idea!
Inizialmente, ero molto indeciso perché significava, e significa tuttora, intraprendere il primo viaggio all’estero da solo, ma le preoccupazioni non si limitano solo a questo; gli usi e costumi diversi potrebbero rappresentare un ostacolo difficile da superare, per non parlare della lingua della quale conosco solo poche parole. Credo però che tutto ciò sia un “rischio” che vale la pena correre, perché esperienze del genere, alla mia età, capitano una volta sola nella vita e spero siano sia formative a livello personale che a livello di interazioni con gli altri. Inoltre sono convinto che vedere e poter toccare con mano la povertà e le difficoltà delle altre popolazioni possa darmi un’apertura mentale che ad oggi, in un mondo che tende sempre di più all’egoismo e al benestare personale, è una caratteristica fondamentale da possedere. Quindi alla domanda di padre Giannicola “perché hai scelto di imbarcarti in questa avventura” rispondo: per poter migliorare, come persona e come giovane uomo, e, nel mio piccolo, sperando di poter dare una mano prestandomi ad ogni servizio necessario.
Michele LaD. – Bologna

Ad agosto 2023, nonostante la mia giovane età, mi accingerò a vivere un’esperienza destinata a segnarmi per tutta la vita. L’opportunità di intraprendere un viaggio del genere è sempre stato un sogno per me. Fin da piccolo, infatti, mi sono impegnato nel cercare di aiutare il prossimo, ma nessuna attività di volontariato a cui ho partecipato può essere paragonata a questa futura esperienza.
Recarsi in un luogo tanto lontano quanto culturalmente diverso sarà profondamente formativo, mi aiuterà a crescere e a maturare. Sarà un viaggio indimenticabile, nel quale migliorerò il mio senso empatico e nel quale vivrò in prima persona le difficoltà con cui alcune persone sono abituate a vivere. Spero vivamente di poter dare il mio contributo alle comunità che incontreremo, pur essendo consapevole delle difficoltà che potremmo incontrare. Finalmente sarò in grado di aiutare veramente qualcuno, recandomi proprio nei luoghi di necessità. Probabilmente, per intraprendere un viaggio del genere a soli 18 anni, è necessario un po’ di coraggio e di inconsapevolezza, ma la possibilità di essere realmente utile nel corso della mia vita è un impulso più forte delle paure.
In poche parole, tra pochi mesi vivrò quello che il piccolo me ha sempre sognato, e la speranza è quella di essere all’altezza per tutto ciò che mi verrà richiesto.
Arturo M. – Bologna

Sono sempre stata affascinata dalle esperienze di volontariato, di chi volava oltreoceano per spendere il proprio tempo aiutando altre persone, per trasmettere la propria cultura e tradizione, o semplicemente per far divertire bambini ma anche adulti che quotidianamente si trovano a contatto con una realtà alquanto diversa e complicata rispetto alla nostra, ma altrettanto affascinante.
Quest’anno si è presentata anche a me l’occasione di poter vivere un’esperienza di questo genere, più precisamente un’esperienza di volontariato in Messico, Mérida, con i Padri Barnabiti.
Nonostante si tratti di un lungo viaggio, carico di impegno e sacrificio, non ho esitato un istante a confermare la mia presenza per aderire al progetto.
Nell’istante in cui mi è giunta la proposta, ho sentito dentro di me il senso del dovere che ho sempre avuto nei confronti del volontariato, ho capito che era il momento di approfondire e allargare il mio percorso, partito dal servizio prestato presso la mensa dei poveri della città di Como, a un viaggio oltreoceano che avrebbe lasciato dentro di me un segno indelebile.
Credo che l’obiettivo del viaggio, insieme ad altri giovani, sarà quello di ideare e organizzare attività che possano stimolare i bambini soprattutto a livello sociale e nell’ambito dell’apprendimento, tramite il gioco, canzoni e laboratori all’aria aperta.
Da questo viaggio mi aspetto di tornare una persona nuova ma soprattutto arricchita: sono sicura che lo spirito genuino, in particolare dei bambini, mi riempirà di gioia, facendomi capire che si può trovare la spensieratezza e la felicità dell’infanzia anche nelle circostanze più difficili.
Questi i miei propositi per partire e imbarcarmi in un viaggio in cui metterò tutto il mio impegno e la mia forza, per dare il mio contributo e fare la differenza nella vita mia e di alcune persone.
Lucrezia Sammartano – Como

15 giorni a Merida (Messico) impegnati a svolgere attività di animazione per i bambini del posto insieme a un gruppo di ragazzi italiani e altri giovani delle comunità locali dei Padri Barnabiti?
Quando penso a questo straordinario viaggio, sono pervaso da una grande emozione, perché so che questa esperienza cambierà la mia vita e lascerà un’impronta indelebile nel mio cuore. Non posso fare a meno di pensare a tutti quei sorrisi che vedrò e all’energia contagiosa delle persone che incontrerò lungo il mio percorso. Sento che saranno loro ad arricchire me, molto più di quanto potrò fare io per loro.
Immagino i volti curiosi dei bambini mentre condivido con loro momenti di gioco, creatività e
divertimento. Mi chiedo quali siano le loro storie, i loro sogni e speranze. Sono ansioso di immergermi nella loro cultura, di imparare dalle loro tradizioni e di scoprire nuovi modi di vedere il mondo attraverso i loro occhi.
Allo stesso tempo, ammetto che c’è un po’ ansia che mi accompagna, ma credo sia normale sentirsi così quando ci si avventura in territori sconosciuti.
La consapevolezza di avere l’opportunità di fare la differenza nella vita di questi bambini mi riempie di gratitudine. Forse non sarà tutto facile, ma ho fiducia nelle mie capacità e nel supporto degli altri ragazzi che mi accompagneranno in questa avventura.
Mentre mi preparo a partire, mi concentro su ciò che posso offrire e su come posso contribuire a creare un impatto positivo. Sono pieno di speranza e desiderio di rendere questi momenti speciali, di condividere amore, gioia e sorrisi con tutte le persone che incontrerò in queste due settimane.
Quindi, con un bagaglio pieno di entusiasmo e un cuore aperto, mi avvio verso Mèrida, pronto a iniziare questa straordinaria avventura. Non vedo l’ora di lasciare un’impronta duratura e di creare ricordi che porterò con me per tutta la vita.
Riccardo S. – Lodi