Como podemos apreciar, Antonio María era un joven de familia rica. En este episodio el Santo siente compasión de un hombre que vivía en la calle y le da su manto para el frío, que sin duda era de un tejido de calidad visto que su familia se dedicaba a ello.

1.2.2 Lema de la CF 2020: LO VIO, SINTIO COMPASION Y CUIDO DE EL” y el episodio en la vida del Santo.

El ver y tener compasión nos remonta a lo que la CF desde hace años nos propone, es decir, pensar y tener una mirada critica y solidaria sobre las problemáticas sociales que ya hemos indicado en este texto. Después del evento, el joven Antonio María regresa a su casa para decir a su Madre lo que había sucedido, con el natural miedo a ser regañado. Sin embargo, la reacción de su querida Madre fue diferente; ella celebró la actitud de su hijo, y percibe que dicho acto es fruto de la formación cristiana. Tener compasión es diverso de sentir lástima. Tener compasión es “estar con… padecer junto a…” Sin duda que el joven Antonio María sufrió con el “hermano necesitado”, rezó e intercedió por él. No tenemos muchos registros escritos sobre este acto; sin embargo, al contemplar la vida del Santo sabemos que cosas muy profundas sucedieron ese día. Así también somos nosotros, o mejor, deberíamos ser y estar junto al sufrimiento del otro, sufrir junto a los hermanos, pero como ya lo había escrito en otras ocasiones, el sufrimiento se da en el silencio del otro. Muchas personas gritan en silencio, piden ayuda, auxilio con la mirada, y nosotros no escuchamos, no vemos; no reconocemos la importancia del otro en nuestras vidas, en nuestra formación humana, social y cristiana. El otro es la “marca” de nuestra existencia, pues necesariamente somos seres dependientes de otros. La vida está hecha de relación. Esta misma relación se da en el ámbito de la naturaleza donde Dios se manifiesta. Dios actúa y habla. “la Casa Común es de todos, no solamente mía” o de nuestra generación; “el tiempo pasa” -como dice la canción- y caminamos todos juntos; nuestras huellas van a quedar de nuestro andar, de los sueños que vamos a tener… esa es nuestra misión cuidar y custodiar las cosas que Dios nos entregó de forma gratuita para todos, sin ninguna excepción.

1.3 CONCLUSION.

Hermanos, con la ayuda de esta reflexión, seamos una Iglesia en salida, no olvidando que cada uno de nosotros somos parte de esta Iglesia. Vamos al encuentro del otro donde Dios se manifiesta. Como nos enseña San Antonio M. Zaccaria “El prójimo es el único camino que nos lleva a Dios”. Esta es nuestra meta y nuestra misión; seremos cada día mas personas de bien y que podamos llevar las personas hacia el camino de Dios, recordando que el Reino de Dios no es algo metafísico, es decir, inalcanzable; el Reino de Dios ya está instaurado en medio de nosotros y somos parte de este Reino.
Termino con otra enseñanza de Antonio M. Zaccaria: “Ud. quiere amar a Dios? ¿Y ser amado por El? AME AL PROJIMO. Dios nos bendiga a todos nosotros, un gran abrazo en sus corazones. ¡San Antonio María, ruega por nosotros! y ayúdanos a amar la Santísima Eucaristía.

Robert Barbosa Cardoso. Novicio Barnabita. Chile 2020